Antes de conocer cómo nos despertábamos antes del despertador, debemos entender que la costumbre de despertarse a una hora concreta todas las mañanas forma parte de nuestro mundo actual. Esta necesidad apareció a partir de la Revolución Industrial, cuando la economía pasa de basarse en el entorno rural a basarse en las zonas urbanas, la industria y la mecanización. Los dueños de las fabricas necesitan controlar la producción y los horarios de sus trabajadores.
Antes de esto, la vida era simple aunque dura. La mayor parte de la población vivía en entornos rurales y los granjeros o trabajadores se despertaban con el primer rayo de sol. Realizaban sus tareas mientras la luz solar se lo permitiera y cuando el sol se ponía terminaban su trabajo hasta la mañana siguiente.
En las ciudades, la rutina de trabajo era diferente. Aunque el artesano también se despertaba al amanecer o gracias a los animales y trabajaba durante las horas de sol o utilizando lámparas de aceite. En los talleres, una persona, generalmente el aprendiz, dormía «con un ojo abierto» y se despertaba antes que los demás. Era el encargado de encender el fuego y traer el agua, posteriormente despertaba a los demás. Esta persona era la misma que solía ocuparse de cerrarlo todo al finalizar la jornada y prepararlo todo para el día siguiente.
Pero realmente no existía la idea de productividad como la conocemos ahora y por lo tanto, tampoco existía la idea de llegar puntual a los sitios. Normalmente la gente quedaba con frases como «quedamos cuando se ponga el sol».
La gente vivía de otra manera, quizá más saludable o quizás no, esto cada uno lo juzgará a su manera. Lo que si parece estar claro es que el estrés no representaba un papel tan importante como sí lo hace en nuestra sociedad actual.
Entonces, ¿cómo se despertaba la gente?
El despertar de la gente era gracias a su reloj biológico, tal como lo hacen los animales. Aunque actualmente la mayoría de nosotros no lo podamos experimentar por nuestros horarios, el ser humano tiene unos ritmos biológicos que son los que realmente gobiernan nuestro cuerpo y nos indican cuando debemos dormir y cuando debemos despertarnos.
El hecho de tener que despertarse a una hora concreta independientemente de nuestro reloj biológico no penetró en la sociedad tan fácilmente, e incluso mucho tiempo después de inventarse el primer despertador moderno, la gente seguía despertándose como antaño, gracias a los gallos, los rayos del sol, los sirvientes, el pregonero de la ciudad, etc….
¿Qué formas de despertador existían antes del despertador moderno?
Muchos creen que utilizaban el canto del gallo, pero este sistema no es fiable, ya que los gallos no cantan exactamente cuando sale el sol sino más bien cuando les apetece. Y el sistema de despertarse con la salida del sol, tampoco es muy fiable, porque ¿qué ocurre cuando es nublado?.
Los intentos de despertador o de controlar el tiempo transcurrido a lo largo de la historia, han sido variados y dispares.
Parece ser que en la antigua China fueron los primeros en intentar crear un artilugio para controlar el despertar. El reloj estaba formado por una cuerda o mecha con aceite para poder encenderlo y generar combustión. Calculaban cuánta cuerda se quemaba en una hora. A partir de ahí, hacían nudos en la cuerda marcando cada hora. Y cuando querían despertarse pasadas X horas, creaban una cuerda con la longitud necesaria para las X horas. Prendían la mecha y se echaban a dormir atándose la cuerda a un dedo del pie. Pasadas las horas el calor se les acercaba al dedo y les hacía despertar.
Los Chinos también utilizaban una variante de fuego, el quemar de una vela. Era el mismo sistema, después de conocer cuanto trozo de vela se consumía en una hora, marcaban la vela con lineas en cada hora y colocaban esta vela en un plato metálico. Luego introducían un gancho en el punto marcado de la vela de la hora que querían despertarse. Y en el extremo del gancho colocaban una campanilla. Cuando la vela se consumía y llegaba al punto dónde estaba clavado el gancho, este se desprendía y caía al plato metálico. Esto producía el ruido de campanilla que despertaba a la persona.
Otro remedio parecido a este, pero menos peligroso era el que utilizaban los indios Sioux. Cuando necesitaban levantarse pronto, bebían mucha agua antes de irse a dormir, y así era su vejiga la que hacía de despertador. Y no fallaba, al cabo de unas horas necesitaban levantarse para ir a orinar y así se despertaban sin más demora.
Por su parte, dicen que los griegos idearon el llamado «pájaro mecánico» en el año 250 a.C. Este sistema consistía en un pájaro metálico, que sonaba con un canto cuando el nivel del mar subía. Es decir que en la mesilla de noche no lo podríamos tener.
También un griego, el conocidísimo filósofo Platón, para que sus alumnos no llegaran tarde a clase ideó un sistema despertador a partir de una clepsidra o reloj de agua. El reloj de agua estaba formado por un recipiente marcado con una marca en cada hora según iba descendiendo el nivel del agua recogido en su interior. Esta era una forma muy utilizada en la antigüedad para medir el tiempo.
A este primer recipiente le añadió otro recipiente más abajo, dónde caía el agua expulsada del primer recipiente. Éste segundo recipiente, contenía una plataforma que soportaba unas bolas metálicas encima. Así conforme se iba llenando el segundo recipiente empujaba la plataforma hacia la superficie. Cuando el agua rebasaba la superficie hacia que la plataforma se inclinase y las bolas metálicas cayeran al suelo. En el suelo había colocado una plataforma metálica que cuando chocaba con las bolas producían el sonido de alarma. A continuación podéis ver un ejemplo.
Durante la edad media, partir del siglo XII se empezaron a instalar relojes en los campanarios de las ciudades y los poblados. Por qué hemos de pensar que hasta bien entrado el siglo XVIII la gente no tenía relojes en su casa. Estos relojes públicos eran simples, cada hora caía un martillo marcando cada hora. Poco a poco se fueron perfeccionando para marcar sonidos diferentes según la hora del día y mucha gente empezó a usar estos sonidos para despertarse.
La llegada de la revolución industrial – Los Knocker-Uppers
Fue con la llegada de la revolución industrial que empezaron a cambiar las cosas. Los turnos en las fábricas obligaban a despertarse por obligación, y en Reino Unido (dónde empezó la revolución Industrial) crearon un trabajo específico para llevar a cabo la tarea de despertador.
Hombres y mujeres conocidos como Knocker-Uppers recorrían las calles de las principales ciudades de Inglaterra e Irlanda portando palos largos o cerbatanas. Con estos artilugios daban golpecitos con el palo o disparaban piedrecitas con la cerbatanas a todas las ventanas para despertar a los ciudadanos.
El oficio de Knocker-Upper duró desde aproximadamente el año 1800 hasta bien entrado el año 1900.
¿Quién inventó el primer despertador moderno?
El inventor del despertador tal como lo conocemos hoy fue Levi Hutchins (17 de agosto de 1761 Harvard, Massachusetts – 13 de junio de 1855), un relojero estadounidense.
A los 26 años de edad consiguió su trabajo como fabricante de relojes. Se despertaba cada mañana sobre las 4 de la madrugada, y a esas horas es de noche, por lo tanto tenía un problema, a veces se dormía. Así que decidió inventar un artilugio que le permitiera ser puntual.
Construyó una caja de madera y colocó uno de sus relojes de latón, luego activó la alarma para que sonara a las cuatro en punto cada día, esta hora no podía cambiarse. La caja era de madera de pino con un espejito en la puerta, tenia unas medidas de 74 cm de alto x 36 cm de ancho. Se parecía mucho más a un reloj de pared que a una moderna alarma de noche.
A pesar de haber inventado el primer despertador moderno, Levi continuó con su vida normal, no tenía interés de vender su invento. Sólo lo había inventado para llegar pronto al trabajo. Así que se casó, tuvo diez hijos y continuó construyendo relojes de latón, así como brújulas topográficas y otros instrumentos de precisión, durante otros 20 años.
No fue hasta 1876, casi 100 años más tarde, cuando Seth Thomas de Connecticut diseñó y patentó el primer despertador de cuerda en el cual se podía cambiar la hora del despertador como el usuario necesitara. Y fue a partir de aquí cuando este invento se popularizó y se extendió por todo el mundo.
Desgraciadamente, la función «Snooze» (repetir más tarde), tardo un siglo más en añadirse al despertador, así que durante 100 años más la gente no tuvo la posibilidad de retrasar un poco la hora de despertarse.
Esta época, como ya hemos comentado antes, coincide con la Revolución Industrial, que fue cuando al ser humano le apareció la obligación de despertarse a una hora concreta.
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