Existe la creencia popular de que al morir, pesamos 21 gramos menos. Se han hecho películas como la dirigida por Alejandro González Iñárritu, con titulo «21 gramos» y se han escrito libros como el escrito por André Maurois titulado «El pesador de almas«. Pero aunque parece que no es cierta esa cantidad, y que tampoco nadie puede asegurar que ese sea el peso del alma, tampoco nadie puede asegurar que no lo sea ni a que es debida cierta pérdida de peso después del fallecimiento. Por lo tanto, el debate sigue abierto.
¿Por qué creemos que pesamos 21 gramos menos al morir?
En 1907, Duncan MacDougall, un médico de Haverhill, Massachusetts (Estados Unidos), publicó el documento «Hipótesis sobre la sustancia del alma junto con la evidencia experimental de la existencia de la sustancia del alma» como resultado a su experimento, más conocido popularmente como el Experimento de los 21 gramos.
Desde entonces, han habido cientos argumentos escrito en libros y publicado en muchos sitios web muy críticos contra su artículo, argumentando la poca solidez científica y los «descuidos» de su experimento.
Pero aún así, sus conclusiones han calado en la cultura popular, dejando una huella casi imborrable y que apoya la creencia de algunas religiones como la Cristiana a la existencia del alma.
El experimento de los 21 gramos
Antes de explicar en qué consistió este experimento, debemos situarnos en la época para entender su contexto.
Pensemos que a finales del siglo XIX y principios del XX, el espiritismo había calado fuertemente en la sociedad. El primer impulsor o creador de esta ciencia fue el francés Alan Kardeck que en 1897 escribió el Libro de los Espíritus, libro que hoy en día sienta las bases de la ciencia espirita. Y que en 1926, el famosísimo Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, publicó la «Historia del espiritismo» que actualmente sigue siendo la más completa en el mundo anglosajón.
Vemos un interés creciente de la sociedad de la época por querer resolver preguntas que siempre se había hecho el ser humano sobre espiritualidad pero esta vez, aplicando el método científico.
Es por esto que Duncan MacDougall, entre otros, llevó a cabo su experimento que consistía en medir de alguna manera el alma humana.
Para ello MacDougall, utilizó a 6 sujetos moribundos encontrados en residencias de ancianos. La mayoría de ellos afectados de tuberculosis.
Registró la hora exacta de la muerte de cada paciente, el tiempo total en la cama y cualquier cambio en el peso que ocurriera en el momento del fallecimiento. También tuvo en cuenta las pérdidas de fluidos corporales como el sudor y la orina, y gases como el oxígeno y el nitrógeno para sus cálculos.
Resultados del estudio
Con los resultados que obtuvo concluyó que el alma humana pesaba 21 gramos. Pero la noticia no fue muy bien recibida por los científicos de la época que argumentaban que esos gramos faltantes procedían del proceso natural de la sudoración del cuerpo después de la muerte, ya que cuando morimos la temperatura sanguínea aumenta y este suceso produce calor.
Lo cierto es que los resultados de MacDougal fueron inexactos ya que de los 6 pacientes el peso varió entre 10,6 y 45,8 gramos, pero él tomó la medida de 21 gramos. Y además, en algunos se notó la variación de peso justo después del fallecimiento y en otros tardó varios minutos en producirse. Para estos casos MacDougall dio la siguiente explicación:
ese alma era de un hombre flemático, lento de pensamiento y acción… permaneció suspendido en el cuerpo después de la muerte, durante el minuto que transcurrió antes de tomar conciencia de su libertad.
Duncan MacDougall
MacDougall realizó el mismo experimento en 12 perros, y el resultado fue que no variaron su peso después de la muerte. Esto todavía le dio más fuerza a su hipótesis, ya que le reforzaba en su creencia del peso del alma humana, puesto que por aquel entonces se creía que los animales no poseían alma.
Este estudio tuvo sus detractores pero también sus seguidores. Además, MacDougall realizó una docena de estudios más, como el de hacer fotografías del alma en el momento de la muerte de otros pacientes en el que logró fotografiar una luz alrededor de los cráneos de los pacientes en el momento de su muerte.
Estudios y críticas posteriores
En 2010 el investigador Masayoshi Ishida de la Universidad de Kindai en Japón, realizó una investigación sobre el estudio de MacDougal realizado 100 años antes con la intención de esclarecer un poco más el asunto.
Ishida recopiló las críticas al estudio de MacDougall de otros investigadores, tanto de la época actual como de épocas anteriores. Realizó sus propias investigaciones y cálculos y obtuvo sus propias conclusiones.
Las principales críticas que recogió inicialmente de otros científicos son las siguientes:
- Control inadecuado: Al tomar los datos en un sistema no cerrado, no pudo tomar bueno datos sobre la pérdida de peso en la muerte causada por la transpiración insensible (eliminación de agua por la piel). Por otra parte, no tuvo en cuenta el efecto de las corrientes de convección del aire: MacDougall realizó el pesado de los cuerpos con una báscula romana, es decir en un lado el cuerpo y el otro un peso. Si en un lado de la báscula existe una diferencia de temperatura, esto podría crear un efecto de corriente de aire de convección que haría que el peso del otro lado de la báscula variara.
- Cálculo exacto del momento de la muerte: MacDougall no había podido juzgar el momento de la muerte de sus pacientes. No tenía forma de cronometrar cuándo realmente ocurría la muerte. En 2 de casos de los pacientes ocurrió que perdieron peso pocos segundos después de morir, pero 18 minutos más tarde perdieron un poco más de peso. Por lo tanto, se duda en cómo MacDougall podría decidir cuando era el momento de la muerte y cual fue el peso que perdió en ese momento.
- Evaporación de sudor: El doctor Augustus P. Clarke, que fue compañero de MacDougall, dijo que MacDougall no tuvo en cuenta el aumento repentino de la temperatura corporal al morir cuando la sangre deja de enfriarse por aire a través de su circulación a través de los pulmones, lo que provocaría una sudoración y pérdida de agua en el cuerpo.
- Muestra muy pequeña y poco precisa: El tamaño de la muestra del grupo experimental era demasiado pequeño, con sólo 6 casos no se puede realizar un buen estudio. Además, la capacidad de medición de los cambios en el peso era poco precisa.
Conclusiones del estudio de Ishida
El doctor Ishida obtuvo varias conclusiones del estudio pero en general no pudo obtener una respuesta contundente sobre la pérdida de peso después de la muerte, ya que la ciencia todavía no puede explicar este fenómeno de forma clara.
Las conclusiones más destacadas fueron:
- No es debido a errores de medición: Normalmente en cualquier medición existen errores aleatorios o sistemáticos que pueden hacer variar el resultado final. En este caso, Ishida cree que la razón de la pérdida de peso no pudo ser debida a errores en las mediciones, ya que si hubiera habido algún error sistemático en el experimento, también habría aparecido en los casos de los 15 perros analizados, y no fue así.
- Puede ser debido al latido del corazón: Dependiendo de la fuerza del latido del corazón de una persona, produce un efecto dinámico que podría aumentar el peso del individuo y que éste desaparecería en el momento de la muerte.
- Hinchazón postmortem: Si los cuerpos del experimento de MacDougal tuvieron hinchazón postmortem, esto podría explicar la pérdida de peso, ya que sobre un cuerpo hinchado actúa una fuerza de flotación que disminuye el peso.
Sin embargo, también asegura que todas estas razones podrían hacer variar el peso en unas pérdidas insignificantes, estaríamos hablando de menos de 1 gramo. Pero no encuentra explicación para que hayan pérdidas de peso tan significativas de 21 gramos.
Dorothy Jane Roberts y «Seth»
Uno de los motivos que movió al doctor Ishida a realizar este estudio era comprobar si ciertas afirmación de la entidad llamada «Seth» eran posibles cientificamente.
Seth era la entidad no física que supuestamente entraba en contacto con la escritora Jane Roberts durante sus trances. Jane Roberts fue una escritora/poeta psíquica y medium espiritual estadounidense (8 de mayo de 1929 – 5 de septiembre de 1984) que afirmaba canalizar una personalidad enérgica que se hacía llamar Seth.
Cuando Jane estaba en contacto con Seth, éste hablaba a través de ella y expresaba ciertos conocimientos científicos y referentes al alma y al cuerpo físico. Como ya hemos comentado antes, el doctor Ishida tenía curiosidad en comprobar si podrían ser ciertos.
El doctor Ishida asegura que algunas de las declaraciones de «Seth» son científicamente verificables y que algunos de los fenómenos reportados en investigaciones psíquicas también lo son.
Pone dos ejemplos claros:
- Diferentes momentos de la muerte: En su primer libro «Seth Speaks» (Roberts, 1972), dice que al morir, nuestra conciencia puede retirarse de nuestro cuerpo lenta o rápidamente, dependiendo de muchas variables, probablemente incluyendo nuestras disposiciones psicológicas. Esto podría responder a las diferencias en el tiempo al «momento de la muerte» en el experimento de MacDougall.
- Porque los perros no pesan: Según citas de Seth, probablemente el cambio de peso esperado esté asociado al «inconsciente» (descubierto en el campo de la psiquiatría dinámica (Ellenberger, 1970) así como con el «ego consciente»; se supone que este último ego es solamente para los humanos. Esto podría explicar porque los perros en el experimento de MacDougall no perdieron peso al morir.
Además, en una de las sesiones de Jane y Seth, vieron que cuando Jane estaba en trance, el peso de ésta variaba, y la explicación que daba la entidad llamada Seth a este fenómeno era que al entrar en trance, las energías de Seth y Jane se fundían creando un nuevo ser con sus propio peso.
¿Por qué pesamos menos al morir?
El doctor Ishida especula que para dar una explicación de los pesos perdidos en el experimento de MacDougall, tendríamos que esperar a que otro Albert Einstein propusiera una teoría científica, que afirmara que conciencia, energía y masa, son diferentes manifestaciones de la misma cosa… ya que según Seth dice:
los científicos dicen ahora que la energía y la materia son una. Deben dar el siguiente paso completo para darse cuenta de que la conciencia, la energía y la materia son una sola…
…(al morir) “la conciencia simplemente deja de construir la imagen física. No hay un gran misterio aquí. Lo que parece un misterio es simplemente el resultado de la ignorancia «
«Seth Speaks» (Roberts, 1972)
Como vemos, el estudio concluye sin una respuesta determinante, así que actualmente, los científicos no son capaces de calcular el peso de la llamada «alma».
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