Aunque que mucha gente considere que el tiempo de dormir es improductivo, pero parece ser que no es así. Parece ser que aprendemos mientras dormimos.
Estudios anteriores
Hasta la fecha los estudios se centraban en la estabilización y fortalecimiento (consolidación) de los recuerdos aprendidos durante el día.
Existe una evidencia considerable de que la información aprendida durante las horas en las que estás despierto se repiten y recapitulan durante las horas de sueño, y que esa repetición fortalece los rastros de memoria aún frágiles e integra la información recién adquirida en el almacén de conocimiento preexistente.
Sin embargo, raras veces se había investigado sobre el aprendizaje durante esas horas, pero si pensamos en lo comentado anteriormente, a parte de consolidar la información adquirida anteriormente ¿porqué no se debería de poder procesar nueva información que perdurase al día siguiente durante las horas de vigilia? Por ejemplo, ¿porqué no aprender un idioma nuevo?
Nuevos estudios
Esta misma pregunta se la hicieron Katharina Henke, Marc Züst y Simon Ruch del Instituto de Psicología de la Universidad de Berna, Suiza.
Hicieron la prueba con pacientes durante una siesta de mediodía. Durante la siesta, les reproducían diferentes palabras en una lengua extranjera y sus significados.
Y comprobaron que cuando el paciente despertaba podía reactivar las asociaciones que había hecho durante el sueño para poder «conectar» las palabras con su significado. Estos investigadores publicaron sus resultados en la revista científica Current Biology.
Al parecer, cuando alcanzamos las etapas de sueño profundo nuestras células cerebrales suelen estar activas antes de entrar en un estado de inactividad. Estos dos estados (inactivo e activo) se van alternando cada medio segundo.
El grupo de investigadores examinó que una persona dormida puede formar nuevas asociaciones semánticas entre las palabras extranjeras y su traducción durante esos estados activos.
Entonces, ¿aprendemos mientras dormimos?
Observaron que si se repetía 3 o 4 veces una palabra con su traducción y coincidía durante esos estados activos. El cerebro almacenaba es información con algún tipo de asociación.
Por ejemplo, si decía «tofer» (tecla en alemán) y «guga» (elefante en alemán). Cuando la persona despertaba, era capaz de asociar de una forma muy exacta que guga le recordaba a algo grande y tofer a algo pequeño.
Como veis no es oro todo lo que reluce. Así que tal como comenta uno de los investigadores, «En qué medida y con qué consecuencias se puede utilizar el sueño profundo para la adquisición de nueva información, será un tema de investigación en los próximos años».
Así que ahora no os pongáis a escuchar Alemán mientras dormís porque seguramente no servirá de gran cosa.
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