Corazón palpitante y acelerado, respiración acelerada, palmas de las manos húmedas y estremecimientos esporádicos, estos síntomas podrían ser perfectamente los de una persona con ansiedad… pero también de una persona enamorada. ¿El amor es un trastorno mental?.
¿Qué es el amor?
Frank Tallis, escrito y psicólogo clínico del Instituto de Psiquiatría y neurociencia del King’s College de Londres, lo tiene bastante claro. Según su experiencia en todos sus años como psicólogo, el amor es el ejemplo más común de un estado parecido a la enfermedad mental.
Para él, la biológica juega un papel muy importante en todo esto del amor y datos importantes le avalan. Como por ejemplo que los hombres y las mujeres guapos tienen semen y óvulos de mejor calidad. O como que la violencia machista surge de la imposibilidad para el hombre de tener la certeza de que la criatura parida por su mujer es realmente suya.
Todo esto procede de nuestra biología, la cual no ha cambiado desde los tiempos en que los seres humanos vivíamos en cavernas. Aunque parezca increíble, nuestro cerebro no ha cambiado en los últimos 10.000 años.
Tallis, en su último libro, «El romántico incurable«, recoge varios casos clínicos reales de su consulta relatados a través de un hilo argumental y cambiando los nombres de los personajes reales. Una de las conclusiones que llega en el libro es que el amor romántico al que estamos acostumbrado, gracias a las películas o los libros, se puede considerar una enfermedad mental.
Si hiciéramos un escáner del cerebro de una persona enamorada, veríamos que su actividad equivale a la de un adicto o un obseso patológico. Según Tallis, cuando este enamoramiento se cura, pueden ocurrir dos cosas:
- a) Que el asunto termine mal, lo que suele tener resultados catastróficos.
- b) Que acabe bien, dejando paso al amor sano o maduro.
Cuando nos enamoramos nuestro cerebro cae en un estado similar a la enfermedad mental, esto es evidenciado hoy en día por la biología y la psicología.
Afortunadamente existe una explicación biológica para esta confusión. Si bien estar enamorado o sentir miedo o ansiedad son estados opuestos, uno nos hace sentir bien y los otros muy mal. Pero los cambios fisiológicos que provocan en nuestro cuerpo son muy parecidos. Lo cual no significa que el origen sea el mismo.
Locura de amor
Esta idea de «locura por amor» no es nada nuevo, de hecho es bastante vieja. Ya desde la Grecia Clásica, más tarde con la expansión de la cultura árabe y en la edad Media Europea, el amor era considerado peligroso para la medicina, así que también se creía que el amor es un trastorno mental. No fue hasta el siglo XVIII, cuando se el mal de amores empezó a llamarse melancolía.
El romance nace en el mundo árabe, donde en la poesía hay una alegoría en las que un hombre anhela unirse a una mujer muy bella, la mujer simboliza a Dios y el hombre el alma humana. Cuando los árabes invaden España esta cultura se transmite y llega a Francia. Allí se convierte en el concepto del amor cortés. Los trovadores mezclan este anhelo divino con las pasiones humanas y confunden el éxtasis religioso con el sexo y la realidad.
En Europa no se interpreta correctamente el simbolismo y se toma al pie de la letra. Es en ese momento donde nace la equivocada idea del amor romántico como felicidad terrenal y belleza eterna. Se entiende como una unión real llena de perfeccionismo y como seres humanos esto es imposible porque tenemos nuestras limitaciones y defectos.
Esta idealización nos hace infelices porque queremos adaptar la idealización del mundo espiritual al mundo terrenal, y esto es imposible. De esta manera, no estaremos nunca satisfechos.
Todas estas creencias románticas nos aferran a conceptos no siempre sanos. Si uno cree que está destinado a conocer a un único amor verdadero que durará para siempre y luego no es así, lo pasará muy mal. Por eso Tallis cree que:
Estas creencias se transmiten culturalmente, hasta cierto punto, y las internalizamos en mayor o menor medida. No suelen ser dañinas, pero si se cree firmemente en ellas, pueden provocar ciertas dificultades.
Frank Tallis
¿Tiene cura?
Según Tallis, la mayoría de la gente no necesita curarse. La gente se enamora y sus relaciones salen bien o mal. En el caso de que ocurra lo segundo, pasan a la siguiente relación.
Pero hay personas que creen fielmente en el amor y viven los fracasos amorosos con una mayor dificultad, esto les puede producir tal desespero que pueden llegar a necesitar ayuda. Estos pacientes suelen ser los más difíciles de tratar porque son incapaces de cambiar la perspectiva de la realidad.
Existen tratamientos de psicoterapia que incentivan a los pacientes a variar sus creencias y su visión del mundo, así que si tiene cura. Pero como no todos somos iguales, cada uno necesitará su tiempo y sus formas.
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